Aportamos valor al viñedo con prácticas biodinámicas
Desde Milsetentayseis queremos preservar la viña vieja de Fuentenebro, recuperando una zona vitivinícola genuina y trabajando por legar un patrimonio natural en forma de viña que hereden nuestras futuras generaciones.
Mantenemos un compromiso con la sostenibilidad con una prioridad: respetar al máximo el entorno en el que se asientan nuestros viñedos. Para ello trabajamos nuestras parcelas con una viticultura ecológica y con prácticas de biodinámica que nos permiten entender mejor la relación del viñedo y sus ciclos naturales.
Fruto de estas prácticas trabajamos los preparados biodinámicos dirigidos a la tierra y raíces o la parte área de la planta durante el periodo vegetativo. Concretamente, hemos realizado el preparado 500, comúnmente conocido como preparado de boñiga. Consiste en llenar cuernos de vaca con estiércol sin paja de manera que no quede espacios de aire. Esta solución la hemos enterrado ahora, después de vendimia, y la dejaremos fermentar bajo tierra durante el periodo invernal.
Se considera que este preparado aporta flora bacteriana que actúa favoreciendo la actividad microbiana en el suelo, la retención de agua y equilibrando su pH.
Asimismo, también hemos llevado a cabo una pulverización del preparado 500. En ese caso es imprescindible diluir el compuesto en agua para poder dinamizarse vigorosamente durante al menos una hora en el viñedo. Generalmente este preparado se pulveriza antes o después del rebrote de la planta primavera y otoño. En nuestro caso, lo hemos aplicado en el viñedo, ahora a finales de otoño, y en primavera repetiremos el proceso junto a otro preparado, el de Maria Thun, un compuesto que fusiona estiércol, basalto y cáscara de huevo para intensificar los efectos de los preparados para compost.
Con estas acciones, dirigidas a la tierra y a las raíces de las plantas, pretendemos edificar la estructura del suelo, favorecer la actividad microbiana y la formación de humus, mejorando la absorción y la retención de agua en la tierra; regular el pH del suelo; estimular el crecimiento radicular y ayudar a la disolución de las formaciones minerales.